lunes, 23 de mayo de 2016

Reseña de "Milenio", de Tom Holland

Existen muchas fechas usadas como convencionalismos para separar distintos periodos históricos: La caída del Imperio romano hace de bisagra entre la Antigüedad y la Edad Media; La caída de Constantinopla o el descubrimiento de América se usan para poner a un lado el Medievo y la Edad Moderna; la Revolución francesa da paso a la Edad Contemporánea. Otra fecha que se usa para hacer una simple distinción entre periodos históricos es el año mil, el cual separa la Alta Edad Media de la Baja Edad Media. 

Una fecha plagada de simbolismo para las gentes de la época, en la que no faltaron las teorías apocalípticas en las que se auguraba pronto llegaría el apocalipsis descrito por San Juan y la segunda venida de Cristo. La tradición nos parece indicar que fueron años de terror, locura, oscurantismo y superstición. Sin embargo, como siempre, la Historia es mucho más compleja y más rica.

Todo esto no es más que un intento de compartimentar la Historia para poder separarla en bloques a la hora de abordar su estudio, el cual quedaría del todo incompleto si no somos capaces de mirar hacia atrás y hacia delante desde esas fechas; la Historia no es impermeable ni estática, todo lo que ha ocurrido tiene su porqué, y este se encuentra siempre en el pasado anterior, mostrando sus consecuencias en el futuro cercano.

Bien es cierto que los siglos X y XI fueron épocas de cierto caos en Europa, con la desintegración del Imperio carolingio, la inestabilidad política en el Islam, las incursiones vikingas y las de sus descendientes asentados ya en Europa, años de cismas y discusiones entre Roma y Constantinopla, entre el papado y los gobernantes terrenales.

Ton Holland nos propone no sólo un estudio del año mil y los terrores mesiánicos sino un amplio repaso al germen de la Edad Media europea, desde los últimos siglos del Imperio romano y las fases de su desintegración, pasando por los primeros reinos que los pueblos bárbaros crearon de sus ruinas, llegando a Carlomagno -restaurador de la gloria imperial en Occidente- y sus cada vez más débiles herederos, así como a los Otónidas, la dinastía sajona que recogió el testigo para conservar el prestigio del Imperio germano-romano de manos de los decadentes descendientes del emperador franco.

El autor, ante el Museo Británico
Tampoco se olvida el autor en sus páginas en los problemas del Islam en Asia, África y Al-Ándalus, o las regiones periféricas europeas como Hungría, los pueblos escandinavos, Rusia o Inglaterra. El libro, en su conjunto, forma un gran mosaico donde, tesela a tesela, veremos como se forman, como surgen, los diversos reinos medievales europeos, sus conflictos militares y sucesorios y sus alianzas y disputas con el otro gran poder de Europa, el único que aun conservaba la decadente Roma: El religioso, ejercido a través de la Iglesia, encabezada por la figura del Papa; esta institución atravesará también una grave crisis y un proceso de reforma en todos estos siglos, dándole el autor gran importancia en el mantenimiento de su autoridad moral y su prestigio al monasterio de Cluny, fundado en los primeros años del siglo X.

Ilustración del Apocalipsis de Bamberg
El libro es a su vez un manual de Historia de esos siglos, recorriendo batallas, hechos y dinastías, pero también enfocado a la Historia de las mentalidades -tanto del pueblo llano como de los gobernantes- y a la pugna entre la autoridad de la Iglesia y la terrenal de reyes y emperadores, nunca fácil. La humillación de Enrique IV en Canosa pone punto y final a estos enfrentamientos en sus páginas, aunque realmente fuera el momento cumbre de lo que estaría por venir: La querella de las investiduras, donde los emperadores alemanes y el papado se enfrentarían agriamente por el control de los nombramientos religiosos, pugna que llegaría hasta el siglo XIII y cuyos ecos pueden oírse en las voces posteriores de los cismas que sufrió la Iglesia católica en el siglo XVI.

Y es que, las páginas de Holland nos dejan con la impresión que Europa sufría en esos años similares agitaciones populares, luchas por el poder y problemas relativos a la corrupción eclesiástica a los que podríamos estudiar relativos a la Reforma luterana, por ejemplo.

Siendo el tercer libro del autor que leo (tras Rubicón y Fuego persa) puedo afirmar que es su obra más seria, sin tanto (o ningún) presentismo o chascarrillo como las dos anteriores que, ojo, estaban también muy bien, pero tenían un tono más ligero. Así, un libro algo denso y complejo -sus cien cpáginas de notas, apuntes y bibliografía dan fe de ello-, que quizás pueda marear un poco por la enorme profusión de nombres y dinastías, las cuales muchas veces se abandonan para posteriormente retomarse un capítulo o dos después; muy completo en cuanto a su visión global y a la cantidad de interconexiones históricas que encontramos en sus páginas, mostrándonos que la Historia es mucho más que la simple fecha de cuando pasó algo.

Título: Milenio: El fin del mundo y el origen del cristianismo
Autor: Tom Holland
Editorial: Planeta (2010)
Páginas: 548

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